MAHOMA Y EL CORÁN (2º fragmento)

Jamás ha existido una Alianza o Pacto entre Dios y los hijos de Israel. Este es un invento de los rabinos judíos que escribieron el supuesto Antiguo Testamento hebreo o Tora. Esos rabinos inventaron una “alianza” que nunca se realizó. El concepto “Antiguo Testamento” significa que alguien redacta un testamento, y que otros lo “heredan”. “Dios” lo habría “legado”, y los judíos lo habrían “heredado”, eso es que se pretende hacer creer. Todo ha sido una gran escenografía teatral. Como lo acredité en mí libro Orígenes de la Biblia Hebrea (edición año 1990), el supuesto “testamento” que habría “legado” Jehová a Noé, (Génesis 9, 16), es una copia del testamento que legó Brahma, el Dios de la India, al patriarca Vaivasvata. (El patriarca Vaivasvata es equivalente al Noé de la Biblia Hebrea). Para celebrar la entrega de este testamento o alianza, Vaivasvata sacrificó un cordero en el altar de los sacrificios para honrar a Dios. “Sea esta sangre –dijo Brahma Dios- el testamento o la prueba de la Alianza Eterna entre el Cielo y la Tierra” (El Diluvio Universal según el libro MAHARATA y las Tradiciones Brahmánicas). Las leyendas fundamentales que encabezan el Génesis Hebreo, entre ellas el Diluvio, han sido plagiadas de la Biblia Brahmánica).
En los textos de estudio de los cristianos no judíos, estos 2 embustes son lo primero que enseñan en colegios y universidades, en especial, la Historia Sagrada, que los teólogos cristianos enseñan con especial esmero. La Historia Sagrada está fundamentada, de principio a fin, en puras cuestiones inventadas, en puras imaginaciones…
Que Jehová, Dios de Israel, “distinguió” a los Hijos de Israel como el primero entre todos los pueblos, es la primera gran mentira que aparece en la Biblia Hebrea; luego, que Dios les “destinó” las tierras de Palestina como Tierra Prometida, es la segunda gran mentira. Alá y Mahoma toman para la chacota estas dos mentiras, y en el Corán se entabla un diálogo divertido:
“20.-Y cuando Moisés dijo a su pueblo: “¡Pueblo! Recordad la gracia que Dios os dispensó cuando suscitó de entre vosotros a profetas e hizo de vosotros reyes, dándoos lo que no se había dado a ninguno en el mundo”.
“21.-¡Pueblo! ¡Entrad en la Tierra Santa que Dios OS DESTINÓ y no volváis sobre vuestros pasos; si no, regresaréis habiendo perdido”.
En respuesta a esos 2 requerimientos, el pueblo de Israel se acobardó y le contestó a Moisés:
“22.-Dijeron: “¡Moisés! Hay en esa tierra un pueblo de hombres fuertes y no entraremos mientras no salgan de ella. Si salen de ella, entonces, si que entraremos”.
“23.-Dos de sus hombres, temerosos de Dios, a quienes Dios había agraciado, dijeron: “Entrad contra ellos por la puerta. Una vez franqueada, la victoria será nuestra. Si sois creyentes, ¡confiad en Dios!”
Pero los Hijos de Israel se negaron por segunda vez:
“24.-Dijeron: “¡Moisés! No entraremos nunca por ella mientras ellos estén adentro. ¡VE TÚ, PUES, CON TU SEÑOR, Y COMBATID, QUE NOSOTROS NOS QUEDAMOS AQUÍ!” (El Corán, Capítulo 5, Versículos 20-24).
Es decir, el pueblo judío le dijo a Moisés: “¡Ve tú sólo, con Jehová, tu Dios de Israel, y combatid, si sois tan valientes, pero nosotros nos quedamos aquí!”
La misma Biblia Hebrea o Tora cuenta que los espías que Moisés habría enviado a la Tierra Prometida regresaron y dijeron: “La tierra que hemos explorado es una tierra que devora a sus habitantes. Los hombres que allí viven son muy altos. Si hasta vimos gigantes. A su lado teníamos la impresión de que éramos langostas y así nos veían ellos” (Números 13, 32).
Moisés, irritado, habría replicado:
“Si Jehová nos favorece, nos llevará a ese país y nos dará esa tierra que mana leche y miel. Pero no se rebelen contra Jehová. No teman a la población de esa tierra, PORQUE NOS LA SERVIREMOS EN BANDEJA. No tienen esperanza porque Jehová está con nosotros. No les tengan miedo” (Números 14, 8).
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